A las 6 de la mañana de los días hábiles, Margarita Solita Sorto despierta a sus cuatro hijos. De la misma forma que otras 20 familias que duermen cerca, sus hijos se despiertan a regañadientes en el gimnasio de la escuela Buena Vista Horace Mann antes de recibir un desayuno a base de avena, plátanos y leche.
Hace dos meses, a Solito Sorto y a su familia se les caducó el vale para dos semanas de alojamiento en un hotel de emergencia, por lo que se unieron a Fe en Acción para pedir a la sociedad y a la ciudad un lugar donde dormir. Los profesores del hijo de Solito Sorto fueron al estacionamiento de un hotel con habitaciones individuales para apoyarlos. Al final de la rueda de prensa consiguieron un lugar en el refugio familiar de emergencia de Buena Vista Horace Mann K-8.
A sus hijos se les considera alumnos “recién llegados”, es decir, que han inmigrado recientemente y han sido acogidos en el Distrito Escolar Unificado de San Francisco. Uno de sus mayores retos es encontrar refugio; argumentan los defensores y el personal de varias escuelas.
Este año se rompió el récord nacional de encuentros con inmigrantes en la frontera, se tiene el registro de 2.5 millones de encuentros entre inmigrantes y la patrulla fronteriza. Según el centro de estudios no partidista Migration Policy Institute. Las pautas migratorias han cambiado desde que en mayo; el gobierno de Biden puso fin a la política del Título 42, que permitía al gobierno expulsar a los inmigrantes solicitantes de asilo debido a la ley de cuarentena, según el informe del Instituto.
Particularmente, los encuentros con familias ha crecido, superando los encuentros de adultos que viajaban solos durante los meses de agosto y septiembre, principalmente familias mexicanas o centroamericanas.
El impacto es evidente en San Francisco. Aunque el distrito escolar no informa sobre la situación de los recién llegados, Mariel Sánchez, empleada del Centro Educativo de la Misión, dijo que varios enlaces familiares de otras escuelas primarias le han pedido ayuda, de forma poco habitual, sobre los recursos para recién llegados. Los enlaces parecen pensar que sus escuelas han inscrito a una mayor población de estudiantes recién llegados – y muchos de los estudiantes son personas sin hogar.
Incluso la población recién llegada al Centro Educativo de la Misión parece enfrentarse a un alto índice de personas sin hogar, dijo Sánchez, quien en el horario matutino repartió folletos a los padres sobre refugios de emergencia. Casi la mitad de los estudiantes del Centro Educativo de la Misión carecen de vivienda estable, comentó Sánchez. Ellos “vienen sin nada”, dijo.
En el refugio, “ella está cansada todo el tiempo”
En 2018, Buena Vista y la ciudad, de manera controversial, abrieron un refugio familiar de emergencia para estudiantes del Distrito Escolar Unificado de San Francisco, permitiéndoles dormir en catres en el gimnasio. La ocupación del refugio ha variado a lo largo de los años. En 2019 se redujo al 5%, y el cierre fue una posibilidad palpable. En 2020, la cifra volvió a subir hasta el 65%, según San Francisco Chronicle.
Sin embargo, actualmente el albergue está al borde de su capacidad, y muchos son recién llegados. “Estamos por encima de nuestra capacidad”, afirma la directora de Buena Vista, Claudia DeLarios Morán. “Se ha tenido que rechazar a la gente del programa de acogida, por lo que están viviendo en la calle o en sus coches”.
Ciertamente, un catre es preferible que la calle, donde se alojó la familia de Solita Sorto al llegar de El Salvador. Pero aun así, Alisson Margarita Cruz, la hija de 10 años de Solita Sorto, no ha podido descansar bien. Está constantemente de mal humor y tiene dolores de cabeza. “Se duerme durante las clases, está cansada todo el tiempo”, dijo Solita Sorto. “Su salud ha empeorado”.
Normalmente, su sonriente hijo de 13 años, Rodrigo Cruz, se ha visto envuelto en peleas en el Everett Middle School, en parte porque es el chico nuevo. Eso no ocurría en El Salvador. Pero entiende la importancia de empezar de nuevo en los Estados Unidos, dijo Solito Sorta, sobre todo para escapar de las amenazas que habían recibido en su país natal.
El compañero de Rodrigo; Lester López Gutiérrez, duerme todas las noches en el gimnasio. Este niño de 12 años, proveniente de Nicaragua, se ha destacado en la escuela, dice con orgullo su madre, Frances López. Ya tiene varios amigos, y “cada día mejora en inglés”.
Lo más difícil para Lester es estar lejos de su padre, Lester Gutiérrez. La familia cruzó la frontera; pero cerca del Río Grande, el señor Gutiérrez fue detenido por la Patrulla Fronteriza. Madre e hijo cruzaron con éxito, mientras que el señor Gutiérrez fue detenido en Texas, donde se encuentra actualmente. Las únicas noticias que recibe Frances son las llamadas de su marido; ya que ella no puede ponerse en contacto con él.
“No sabemos si lo deportarán, si lo dejarán pasar, o si se reunirá con nosotros”, dijo, ahogando sus lágrimas.
Lester y su padre no tienen una personalidad similar, pero están muy unidos, dijo Frances. “Lo hacían todo juntos: ir a la playa, pasear, jugar fútbol”.
Mientras tanto, sin permiso de trabajo, Frances tiene poco dinero; las comidas de Buena Vista ayudan, al igual que los trabajos de limpieza de a 20 dólares la hora. Ella está estresada. Aunque su marido no lo consiga, ella ha decidido quedarse con su hijo, que está creciendo.
Enfatizó: “Estoy agarrando fuerzas y sigo avanzando”.
Más allá de la vivienda: Inglés, almuerzos escolares, salud mental
Aparte de las necesidades básicas como la vivienda y la comida, las escuelas se apresuran a proporcionar ordenadores portátiles, material y otros apoyos para la educación.
Marlyn Martínez, enlace con las familias en el Instituto John O’Connell, afirma que aprender inglés es uno de los mayores retos. Algunos estudiantes apenas y saben español, sobre todo si provienen de zonas indígenas de México o Guatemala. Marlyn señaló que, cuando trabajó en San Francisco International High School, conoció a estudiantes que no habían ido a la escuela desde el tercer grado. “No conocen el ritmo escolar. El trabajo en grupo, las presentaciones en clase, no están acostumbrados”.
Cesar Martínez (sin parentesco con Marlyn) dejó a su hija Melanie, de 10 años, en la escuela el pasado viernes, donde se unió a los demás niños hispanohablantes. Como Melanie, la mayoría de los alumnos del Centro Educativo de la Misión de Noe Valley son “recién llegados”.
Es comprensible que Melanie tenga dificultades para aprender inglés, pues llegó de México en mayo. Se queja de que extraña a sus amigos y la comida de México. César era policía en la Ciudad de México, ahora cocina en un restaurante de la Plaza Ferry.
“Intentamos decirle (a Melanie), que puede que ahora sea complicado, pero a la larga será mejor para ti”.
Las escuelas de doble inmersión como Buena Vista ayudan. En Mission High School, un profesor organiza reuniones semanales de matemáticas para ayudar a los estudiantes recién llegados. Los enlaces para recién llegados siempre están disponibles.
Los recursos de salud mental son igualmente importantes. “Creo que para muchos de nuestros jóvenes latinos, los retos de la inmigración y la aculturación en un nuevo país son realmente serios. La gran mayoría de los jóvenes latinos de esta ciudad son de primera o segunda generación”, afirma William Martínez, investigador del Programa Fuerte de la UCSF, un programa de salud mental para jóvenes latinos. “Hay mucho que explorar en las situaciones culturales difíciles y, para muchos, las barreras lingüísticas son un verdadero problema”.
Martínez, el enlace de O’Connell, que también facilita el Programa Fuerte de las escuelas, lo entiende. En 2010, a los 15 años, se mudó de Guatemala para vivir con su padre, quien llegó primero. Sus estudiantes en John O’Connell se adaptan a vivir con tíos o tías, o con un padre que no habían visto en años, y comparten sentimientos de nostalgia.
En Buena Vista, DeLarios Morán dijo que su escuela ha invertido en terapias de grupo e individuales, específicamente para los niños recién llegados. “Lo que muchas escuelas están haciendo mejor en estos días, es la creación de una conciencia interna acerca de las luchas que los niños recién llegados podrían estar experimentando”, dijo. “Tienen mucho que hacer detrás del telón”.
Traducción en español por Elvia Rodríguez